LA GUERRA POR EL AGUA EN EL NILO.

¿A quién pertenecen las aguas del Nilo? ¿Puede existir Egipto sin su fuente de vida?. En función de los acuerdos en el protocolo de 1929 durante la colonización británcia, se concedió a El Cairo y Jartum (capital de Sudán) el control absoluto de sus aguas incluyendo, entre otras cosas, el poder de veto sobre el arbitraje del caudal, dígase la contrucción de cualquier presa que pudiera limitar sus reservas.

En 1959, Egipto y Sudán celebraron un acuerdo bilateral conocido como Utilización Plena de las Aguas del Nilo, con el cual se repartían entre ellos todo el flujo de dicha fuente, sin importar las demandas de agua de otros estados ribereños río arriba, como Etiopía. En el marco de este acuerdo, a Egipto le corresponderían el 75% del caudal del Nilo y el otro 25% restante le pertenecería a Sudán, quien lo consideró como una negociación maravillosa, pudo ser tal vez lo mejor que le haya pasado en mucho tiempo.

En 1997, las Naciones Unidas celebraron la Convención sobre la Legislación de Usos Distintos de la Navegación para los Cursos de Agua Internacionales, con el fin de fijar lineamientos sobre cómo compartir el agua de los ríos internacionales. Los dos principios aplicados en la convención fueron la regla del uso equitativo y razonable y la regla de no dañar: el uso equitativo se refería a compartir el agua equitativamente entre múltiples usuarios, mientras que la regla de no dañar se refería a no perjudicar a los estados corribereños.

La aplicación de estas reglas originó diversas interpretaciones y, por lo tanto, conflictos. Etiopía, Egipto y Sudán han invocado ambos reglamentos a su conveniencia, lo cual ha conducido a debates más intensos sobre el uso del agua. Por un lado, Egipto y Sudán han sostenido que el acuerdo de 1959 sobre el Nilo no es negociable partiendo de la regla de no dañar. Por el otro, Etiopía y otros países río arriba han utilizado el principio de uso equitativo entre estados como argumento a favor de sus derechos sobre el agua.

En febrero de 1999, en la Reunión del Consejo de Ministros de Asuntos Hídricos de la Cuenca del Nilo en Tanzania, se puso en marcha la Iniciativa de la Cuenca del Nilo. Los 10 estados conformados por Etiopía, Sudán, Egipto, Uganda, Kenia, Tanzania, Burundi, Ruanda, República Democrática del Congo y Eritrea, apoyaron un Programa de Acción Estratégica con miras a «lograr el desarrollo socioeconómico sotenible mediante la utilización equitativa de los recursos hídricos, a la vez que han reconocido los derechos de cada estado a utilizar los recursos del Nilo dentro de sus fronteras con fines de desarrollo».

CONTROL DEL FLUJO DEL AGUA

Hace años que se empezó a hablar de hacer una represa en el Nilo, pero cuando Etiopía comenzó a construirla en 2012, la Primavera Árabe estaba en marcha y Egipto distraído. Así, comenzarían la construcción de una megarepresa para generar energía, una obra que preocupa a Egipto, que ha visto cómo se han secado varios cientos de kilómetros de su fuente de vida más preciada, donde hoy día se consumen alrededor de 640 metros cúbicos per cápita, el 25% de la población vive de los recursos del Nilo, el 95% bebe de este líquido y la ONU predijo que el país comenzaría a sufrir por escasez de agua en 2025, por tanto, lo que sea que hagas con esa agua causará inquietud.

Una vez terminada, la Gran Represa del Renacimiento Etíope (GERD) se convirtió en la mayor estación de energía hidroeléctrica de África y una de las represas más grandes del mundo, pero dado que el 85% del cauce del Nilo se sitúa en las tierras altas de Etiopía, a Egipto le preocupa que su rival tenga la capacidad para controlar su flujo. Si el agua que llega hasta Egipto se reduce un 2%, se perderían unos 200.000 acres de tierra. Un solo acre permite sobrevivir a una familia de cinco miembros en promedio; eso quiere decir que un millón de personas se quedarían sin trabajo.

Gran Represa del Renacimiento Etíope (GERD)

La ironía es que Egipto hizo en la década de 1960 exactamente lo que Etiopía está haciendo ahora, cuando construyó la Represa de Asuán. Para un país revolucionario poscolonial era un motivo de orgullo nacional y Etiopía lo ve de la misma forma; y para ello quiere pagar por este proyecto con sus propios fondos, sin acudir a la ayuda internacional.

Esta obra de la ingeniería es el escaparate de la economía etíope, un país donde la demanda de electricidad aumenta un 30% cada año y menos de un tercio de la población tiene acceso a ella. Por primera vez Etiopía aprovecha el poder físico de ser el país ubicado aguas arriba, uno de los pocos países africanos con un plan para gestionar el aumento de la población del continente que se espera se duplique para el 2050.

La negociaciones entre Egipto y Etiopía se basan principalmente en el tiempo que se destine a llenar dicho embalse, pues si se realiza de manera precipitada, dígase en menos de 5 años, el gobierno de Al-Sisi se podría ver gravemente afectado. Así, pese a sus desafíos políticos y a sus libertades limitadas, en esta nación etíope ubicada en el cuerno de África se están construyendo parques industriales como parte de sus planes para transformarse en una economía de ingresos medios, algo para lo cual necesita electricidad y la represa le brinda ese recurso, nada más que analizar.

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