LA GRAN PIRÁMIDE DE KEOPS. MARAVILLA DEL MUNDO ANTIGUO Y MODERNO.

La Gran Pirámide (la de Keops), la más grande y antigua de las tres que coronan Guiza, es la única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún se conserva y una de las siete maravillas del mundo moderno. El nombre egipcio de la Gran Pirámide es «Horizonte de Keops», lo que nos muestra la intención de Keops de identificarse con Ra (dios del sol), porque al igual que el sol descansa eternamente en el horizonte (en este caso la pirámide), donde revive por siempre, modificando de esta forma el culto real durante su reinado. Este hecho parece reforzarse debido a que los hijos de Keops, Djedefre y Khaefre (Kefrén), fueron los primeros faraones en incluir en su titulatura real el nombre de «Hijo de Ra».

Construida alrededor del 2570 a.C., con cerca de 146 metros de altura, erigida sobre una enorme base de 230 metros (en cada lado) y construida con más de dos millones de bloques de piedra caliza nummulítica de 0,69 metros de altura y 2,5 t de peso distribuidos en 210 hiladas diferentes, y cubierta por un revestimiento reluciente de piedra caliza blanca. En promedio, esculpieron, trasladaron y pusieron un bloque cada 4 minutos, de día y de noche, durante un total de 23 años aproximadamente.

Esta mole pétrea ostentó el título de edificio más alto del mundo durante 3.800 años hasta el siglo XIV, cuando la construcción del chapitel de la Catedral de Lincoln, en Inglaterra, la superó al alcanzar los 160 metros. No obstante, siguió siendo el edificio de piedra más alto del mundo hasta 1874, cuando se terminó la Iglesia de San Nicolás, en Hamburgo, la cual alcanzó los 147 metros, superando a la Pirámide por tan solo un par de metros. En 1961, dejó de ser el edificio más alto de Egipto cuando fue superada por los 187 metros de la Torre del Cairo.

La entrada a la Gran Pirámide está en el lado norte, a unos 18 metros sobre el nivel del suelo y para acceder al interior es necesario comprar otro ticket por un valor de 400 libras egipcias. Un corredor en pendiente desciende a través de la mampostería interior de la pirámide, penetra en el suelo rocoso sobre el que descansa la estructura y termina en una cámara subterránea sin salida. El corredor interior se ramifica y conduce a una sala conocida como la Cámara de la Reina y a una gran galería inclinada que tiene 46 metros de largo. En el extremo superior de esta galería, un pasaje largo y estrecho da acceso a la sala de entierro propiamente dicha, normalmente denominada Cámara del Rey. Esta habitación está completamente revestida y techada con granito. Desde la cámara, dos ejes estrechos corren oblicuamente a través de la mampostería hasta el exterior de la pirámide; no se sabe si fueron diseñados para un propósito religioso o para ventilación. Sobre la Cámara del Rey hay cinco compartimentos separados por enormes losas de granito horizontales; el propósito probable de estas losas era proteger el techo de la cámara funeraria desviando el inmenso empuje ejercido por las masas de mampostería superpuestas.

En 1992, Jean Kerisel, ingeniero de caminos, canales, puertos y egiptólogo francés, utilizó el escáner electromagnético en la cámara subterránea y detectó lo que podría ser el techo de un corredor de dirección noroeste-sureste. Estaría localizado a la derecha del nicho que precede a la cámara, y tendrían una pequeña pendiente y una altura de 1,60 metros. En 1925, se descubrió cerca del extremo superior de la calzada de Khufu (Keops) una tumba que contenía el equipo de entierro transferido de la madre de dicho faraón, la reina Hetepheres. En el fondo de un pozo profundo lleno de piedra se encontró el sarcófago vacío de la soberana, rodeado de muebles y artículos de joyería que atestiguaban la gran capacidad artística y la perfección técnica de los artesanos de la IV dinastía.

Cabe la posibilidad de que en el núcleo de la Gran pirámide, a pesar de ser considerada una masa maciza, existan más cámaras por descubrir. En 1986, dos arquitectos franceses, Dormion y Goidin, indicaron un posible hueco en el muro oeste del pasillo con sistemas de 15 metros de la cámara de la Reina con tecnología de micro gravimetría.

La universidad japonesa de Waseda realizó un estudio similar, aunque utilizando el escáner electromagnético. Los registros conseguidos en el corredor de la cámara de la Reina confirmaron la existencia, a 1,5 metros bajo el suelo del pasillo, de una cavidad de entre 2,5 metros y 3 metros de hondo. Además, se detectó una nueva cavidad en la esquina occidental de la pared norte de la cámara de la Reina, donde tras un bloque de piedra de 3 metros de grosor se ha detectado un nuevo hueco, que posee una profundidad de 30 metros También fue investigada la cámara subterránea de la pirámide, hallándose una posible habitación de 2 metros de profundidad y 2 metros de altura, localizada 3 metros por detrás de la parte occidental del muro norte de la cámara.

Según estudios recientes de un grupo de investigadores de la Universidad ITMO (San Petersburgo, Rusia) publicados en Journal of Applied Physics y con la aplicación de energía electromagnética a través de simulaciones por ordenador, los investigadores analizaron la respuesta del enorme edificio a las ondas de radio y confirmaron, bajo ciertas condiciones, que la Gran Pirámide de Guiza es capaz de concentrar la energía electromagnética en sus cámaras internas y bajo la base.

Alrededor de la pirámide se enterraron un total de 5 barcos. Los dos primeros se emplazaron al norte y al sur del templo. El tercero se situó paralelo al muro norte de la calzada de acceso. Mientras los dos barcos restantes se encuentran situados de forma paralela en la cara sur de la pirámide, localizados en dos trincheras separadas entre sí varios metros y sobre las cuales corría el muro del recinto interior de la pirámide.

Al sur de la calzada de acceso existen tres pequeñas pirámides subsidiarias, tradicionalmente atribuidas a mujeres del entorno de Keops, que forman una línea paralela a la fachada del templo alto. Hace unos años, el entonces ministro de Antigüedades de Egipto, Zahi Hawass, descubrió los restos de una pequeña pirámide de 21,75 metros de lado y una altura de 13,80 metro, situada entre la esquina sureste de la Gran Pirámide e identificada como la pirámide subsidiaria de Keops.

Pero sin duda, el monumento más importante alrededor de la Gran Pirámide es la tumba de Hetepheres, la madre de Keops, descubierto por el profesor de egiptología en la universidad de Harvard y arqueólogo estadounidense Andrew Reisner, y que consiste en un tramo de escalera formado por 12 cortos escalones que desembocan en la pared norte de un pozo vertical de 27,42 metros de profundidad. La cámara estaba llena de objetos pequeños y en uno de los nichos se encontraron los vasos canopos, recipientes empleados para depositar las vísceras de los difuntos lavadas y embalsamadas, para mantener a salvo la imagen unitaria del cuerpo, que posteriormente se introducían en una caja de madera que, durante el cortejo fúnebre, era transportada en un trineo.

Vasos canopos

Una de las principales creencias funerarias del Antiguo Egipto, era la preservación del cuerpo de la persona fallecida como requisito necesario para asegurar la continuación de la existencia en el Más Allá. Como es lógico, el proceso de momificación estaba estrechamente asociado con dicha creencia, no obstante, debe tenerse presente que la momificación incluía no solamente el tratamiento y embalsamamiento del cuerpo como tal, sino también en muchísimos casos, implicaba también la evisceración y en consecuencia, la conservación de algunos órganos especialmente apreciados por los antiguos egipcios. Estos vasos cumplían la función de almacenar y proteger algunos de los órganos del fallecido una vez extraídos del cuerpo, para que este a su vez, pudiera utilizarlos en su otra vida.

MITOS Y LEYENDAS DE LAS PIRÁMIDES DE GUIZA EN EGIPTO

Algunos arqueólogos e investigadores más ortodoxos como Edgar Cayce, un visionario estadounidense dado a conocer por predecir el asesinato del presidente John Kennedy, difundió también la teoría de la existencia de antiguas civilizaciones como los atlantes, y aseguró que fueron estas civilizaciones quienes construyeron los monumentos miles de años antes, en plena Era del Hielo.

Ya en el Imperio Antiguo a partir de la IV dinastía aparecen «maldiciones» contra los profanadores de tumbas, en las cuales por ejemplo, el Ba del difunto (halcón con cabeza humana) podía ejecutar por sí mismo a los profanadores, agarrándolos y quebrando su cuello como a un pájaro.

Pájaro Ba, volando sobre la momia del difunto. Sarcófago de Baja Época.

La maldición del faraón, es una creencia que se basa en maldiciones escritas, apoyadas por escritores admiradores de temas esotéricos como Marie Corelli, autora «best seller», al igual que nada más y nada menos que Sr. Arthur Conan Doyle, defensor y practicante de costumbres espiritistas. Dicha condena caería sobre todos aquellos que se atreviesen a molestar la tumba del soberano del Antiguo Egipto. La maldición se asociada al descubrimiento de la tumba del Rey-niño, el faraón Tutankamón de la XVIII dinastía en el Valle de los Reyes, en 1922, la mejor conservada de todas las tumbas faraónicas encontradas hasta la fecha y bajo la teoría de que el célebre arqueólogo y egiptólogo inglés Howard Carter, habría hallado también un fragmento de cerámica con la siguiente inscripción: «La muerte golpeará con su miedo a todo aquel que perturbe el reposo del faraón». Poco tiempo después del hallazgo comenzaron a morir personas que habían visitado la tumba, dando nacimiento al mito y la leyenda de la maldición del faraón.

Howard Carter y Lord Carnarvon

Lord Carnarvon, un aristócrata inglés conocido por ser el patrocinador que financió la excavación de dicha tumba, falleció cuatro meses después por una infección pulmonar. A la muerte de Carnarvon siguieron varias más. Su hermano, Audrey Herbert, el hombre que dio el último golpe al muro para entrar en la cámara real, murió en El Cairo poco después, sin ninguna explicación médica. Sir Douglas Reid, que radiografió la momia de Tutankamón, enfermó y volvió a Suiza donde murió dos meses después. La secretaria de Carter murió de un ataque al corazón, y su padre se suicidó al enterarse de la noticia. Un profesor canadiense que estudió la tumba con Carter murió de un ataque cerebral al volver a El Cairo. Pero la teoría de dicha condena se debilitó y desapareció con el paso del tiempo pues el propio Carter murió por causas naturales 17 años después, en 1939.

La existencia de un trono de hierro hecho con mineral meteorítico de origen extraterrestre en la Gran Pirámide de Keops ha sido planteada para explicar el enorme vacío detectado con tecnología punta en su interior, de al menos 30 metros de largo. Giulio Magli, director del Departamento de Matemáticas y Profesor de Arqueoastronomía del Politécnico de Milán explica que «hay una posible interpretación [de este vacío], que está en buen acuerdo con lo que sabemos sobre la religión funeraria egipcia, como se ve en los Textos de las Pirámides. En estos textos se dice que el faraón, antes de llegar a las estrellas del norte, tendrá que pasar las puertas del cielo y sentarse en su trono de hierro«.  Pero ese hierro no es hierro derretido, sino hierro meteorítico, es decir, caído del cielo en forma de meteoritos de hierro (distinguible debido al alto porcentaje de níquel) y nuevamente citado en los Textos de las Pirámides.

Daga extraterrestre de Tutankamón

Es cierto que los egipcios conocían este material desde muchos siglos antes de Keops, y continuaron usándolo para objetos especiales diseñados para los faraones durante milenios, como la famosa daga extraterrestre de Tutankamón, hecha de una plancha que vino, literalmente, del espacio, según resultados de análisis de un grupo de investigadores del Politécnico de Milán, la Universidad de Pisa y el Museo Egipcio de El Cairo publicados en la revista Meteoritics and Planetary Science, donde se analizó la composición de la pequeña espada de hierro hallada en el sarcófago del faraón.

Si alguna vez tienes el honor y el placer de conocer tan geniales estructuras, recuerda que estas maravillas llevan más de 4000 años en su sitio, resistiendo guerras, conquistas faraónicas y tormentas en el desierto, cuídalas y se respetuoso, no las destruyas tú.

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