MUSEO MAYA DE CANCÚN Y ZONA ARQUEOLÓGICA DE SAN MIGUELITO

Si quieres refrescarte después de un par de horas de playa puedes visitar el Museo Maya de Cancún y Zona Arqueológica de San Miguelito. Este último es considerado el sitio arqueológico más importante de Cancún. Todo el recinto abarca un área de 1350 metros cuadrados y tuvo un costo de más de 170 millones de pesos; que además de tener aire acondicionado, resguarda una de las colecciones arqueológicas de la cultura maya más significativas del país, con una selección de piezas emblemáticas de los Sitios de Palenque, Chichén Itzá y Comalcalco.

IG: https://www.instagram.com/museomayacancun/

Facebook: https://www.facebook.com/museomayacancun/

Sitio web: https://lugares.inah.gob.mx/es/museos-inah/museo/469-museo-maya-de-canc%C3%BAn.html?lugar_id=469&lugar_tipo=museos

Dirección: El Museo está ubicado en Avenida Boulevard Kukulcán Km 165, esquina con San Miguelito, Col. Zona Hotelera.

Horario: Abre de martes a domingo entre 09:00 y 18:00, la última entrada es a las 16:30.

Precio: La entrada tiene un valor de 95 pesos mexicanos por persona a fecha de 2024.

  • Domingos gratis (mexicanos)
  • Entrada libre a menores de 13 años
  • Entrada libre para estudiantes y profesores
  • Entrada libre para personas de la tercera edad
  • Prohibido fumar
  • Prohibido ingresar alimentos
  • Prohibido mascotas
  • Prohibido usar flash

SOBRE EL MUSEO.

Es una de las nuevas obras museísticas más importantes que ha realizado el Instituto Nacional de Antropología e Historia desde la construcción del Museo Nacional de Antropología (1964) y el Museo del Templo Mayor (1987). Resguarda una de las colecciones arqueológicas de la cultura maya más significativas del país, pues no sólo exhibe las piezas más relevantes del actual estado de Quintana Roo, sino también una selección de objetos emblemáticos de los sitios mayas de Palenque, Chichén Itzá y Comalcalco, entre otros.

HISTORIA.

La historia de este museo no ha estado exenta de tropiezos. El primer museo arqueológico de Cancún, ubicado originalmente en un área anexa al Centro de Convenciones de esta ciudad, fue inaugurado en 1982 con el propósito de difundir entre los visitantes locales, nacionales y extranjeros la cultura de los mayas prehispánicos asentados en el norte del estado de Quintana Roo. Sin embargo, en septiembre de 1988 el pequeño recinto suspendió sus actividades debido a los graves daños generados por el embate del huracán Gilberto. Volvió a funcionar en el mes de julio de 1994, pero los sucesivos huracanes que azotaron la costa quintanarroense dañaron una vez más el edificio y el antiguo inmueble tuvo que cerrar definitivamente en 2004.

Seis años más tarde inició la construcción del nuevo Museo Maya de Cancún, proyectado con gran respeto y en armonía con las estructuras prehispánicas y el paisaje del sitio arqueológico de San Miguelito (1250-1550), que abrió sus puertas al mismo tiempo que el espacio museístico. De esta manera, se ha conformado un gran complejo de poco más de ocho hectáreas que se inauguró el 2 de noviembre de 2012.

Cilindro y prismas (cuadrangular y triangular) instalados en la plaza de acceso al museo. Artista: Jan Hendrix.

El nuevo edificio del museo, de diseño vanguardista y profundamente cuidadoso con el entorno, fue diseñado por el arquitecto mexicano Alberto García Lascuráin. El acceso al museo está presidido por un grupo escultórico del artista holandés Jan Hendrix, que representa el entorno selvático de la región (hojas-árbol-selva) sobre un espejo de agua.

Las salas del museo están confinadas dentro de los muros, que definen también los andadores circundantes, y cuentan con espacios recubiertos con vidrios de alta resistencia a los huracanes, lo cual permite una magnífica vista de la selva del sitio arqueológico de San Miguelito y la Laguna Nichupté. El acceso a los espacios museográficos se realiza a través de ddos rampas, una helicoidal y otra recta, ubicadas en ambos extremos de las salas; también existen dos elevadores panorámicos. La visita al museo incluye el acceso a la zona arqueológica de San Miguelito, por lo que el visitante puede realizar un recorrido completo y altamente gratificante.

MAPA DE VISITA DEL MUSEO.

EXPOSICIONES PERMANENTES.

El Museo Maya de Cancún ofrece al público una selección de los vestigios materiales de los antiguos habitantes de la zona, en especial de aquellos que poblaron el territorio del actual estado de Quintana Roo. El recorrido está conformado por más de cuatrocientas piezas exhibidas desde una perspectiva propia, resultado de la investigación y la profunda reflexión sobre su contexto arqueológico e histórico. El recinto dispone de dos salas permanentes y el recorrido abre con los restos óseos de hasta 14 mil años de antigüedad, descubiertos en los últimos 12 años en cuevas inundadas de Tulum.

SALA DE ARQUEOLOGÍA DE QUINTANA ROO.

Las culturas prehispánicas de Quintana Roo

Las antiguas ciudades mayas del actual Quintana Roo permanecieron resguardadas por la selva mientras la exploración arqueológica se concentraba en otras regiones. A partir de la década de 1970 la presencia del Instituto Nacional de Antropología e Historia y el creciente interés de los arqueólogos, así como la construcción de caminos, la creación de poblados y el desarrollo de tecnologías, facilitaron el registro de sitios mayas.

El aprovechamiento del medio ambiente

Los mayas construyeron su concepción del mundo y de la vida a partir de su entorno. Al igual que los primeros pobladores de Quintana Roo, encontraron en el mar una rica fuente de alimentos y materias primas. También descubrieron en él una extraordinaria vía de comunicación, que les permitió llegar a los confines de la península de Yucatán, Centroamérica y, quizá, a zonas más lejanas del Golfo de México.

Los primeros grandes asentamientos en Quintana Roo

Los primeros habitantes del actual Quintana Roo se instalaron en pequeños campamentos que levantaban para buscar alimentos. Diestros en la fabricación y uso de herramientas de piedra, se mantenían, principalmente, de proteínas de origen animal, plantas silvestres, raíces, bayas y tubérculos. La caza, pesca y recolección les permitió familiarizarse con los ciclos vitales de plantas y animales y domesticarlos. En el segundo milenio a.C. ya se cultivaba maíz y cereal, que se convertiría en la base de la alimentación de la región, al igual que de toda Mesoamérica.

La consolidación del poderío maya

Después de 300 a.C. los grupos gobernantes mayas fueron conformando casas dinásticas. El poder de los reyes se justificaba con su pertenencia a una familia, iniciada por personajes de origen divino en tiempos remotos. Cada una de las dinastías expandió su dominio a través de guerras y alianzas con las de otras ciudades. Los hechos bélicos, diplomáticos y rituales fueron plasmados sobre estelas, monumentos y edificios. Gracias al desciframiento de la escritura maya, hoy conocemos la vida y hazañas de los antiguos reyes.

El esplendor de las ciudades

Las ciudades mayas se construyeron en terrenos altos con buenos drenajes, rodeados de suelos fértiles y fuentes de agua. Su diseño, vinculado con el orden social y las ideas sobre el universo, consideraba cada aspecto del paisaje urbano como un símbolo cosmológico. Los elementos de la urbe ‒plazas, estelas y templos‒ reproducían el paisaje sagrado primigenio ‒selva, montaña y cueva‒. Los campesinos de los alrededores replicaban a su modo este esquema del universo en los cerros de la selva, cuevas y cenotes.

La casa maya

Los templos y palacios mayas estaban rodeados por grandes extensiones de campos de cultivo, habitados por la población rural que alimentaba las zonas urbanas. La casa común era una sencilla construcción ovalada o cuadrangular, con muros de madera y techo de palma. Familias o grupos de trabajadores se aglomeraban en conjuntos arquitectónicos que además de habitaciones contaban con almacenes, cocinas, corrales, apiarios, basureros y también pequeños templos.

Tiempos de cambio

Resulta complicado determinar la fecha del declive de los poderosos sistemas políticos mayas de Quintana Roo. Las investigaciones indican que no hubo uno sino muchos colapsos que, si bien no coincidieron en términos cronológicos ni explicativos, al parecer se originaron durante un periodo crítico entre los siglos IX o X.

La fugaz aparición de un gigante

Hacia el siglo IX Chichén Itzá competía con las ciudades aledañas por el control de tierras y recursos. La tensión con Uxmal y Cobá generó guerras y el rompimiento de alianzas. Entonces, los gobernantes de Chichén se unieron con otros grupos mayas, como los chontales, y generaron un nuevo orden regional. Esto les permitió acumular un poder sin precedentes en la península de Yucatán a partir del año 1000.

De regreso al mar

Tras la caída de Chichén Itzá y Mayapán, la península de Yucatán se organizó políticamente en diversas provincias autónomas: las kuchkabalo’ob. Algunas llegaron a ser muy ricas y, hasta cierto punto, poderosas gracias a su control sobre las regiones salineras y los puertos costeros. Tulum, Xcaret (Polé), Xamanhá (Playa del Carmen), Xelhá e Ichpaatún fueron algunos de los puertos más importantes de la época. Las kuchkabalo’ob tenían varias ciudades centrales, encabezadas por un gobernante regional (halach uinik) o un jefe local (batab) que controlaba los territorios con fronteras fluctuantes, en función de las alianzas o enfrentamientos sostenidos entre ellas.

Encuentros

Durante el cuarto viaje de Cristóbal Colón (1502-1504), en una isla cercana al cabo Honduras, tuvo lugar el primer encuentro entre exploradores europeos y mercaderes mayas. Unos años después, en 1511, un barco español que se dirigía a Santo Domingo chocó contra un arrecife al norte de Yucatán y se hundió. Algunos náufragos fueron arrastrados hasta las costas de Quintana Roo donde sólo sobrevivieron dos: Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar.

El redescubrimiento del viejo esplendor

A la fundación del territorio de Quintana Roo en 1902 y al inicio de la explotación del chicle y las maderas finas de sus selvas, le siguieron las primeras excavaciones arqueológicas. En 1916 Sylvanus Morley realizó la primera exploración científica en Tulum, Tancah y Xelhá. A ésta le siguieron investigaciones en Cobá y Cozumel. Samuel K. Lothrop publicó el primer gran estudio arquitectónico de la Costa Oriental en 1923.

SALA MAYA.

Los mayas, un pueblo en la historia

Durante más de dos mil años (desde 500 a.C. hasta la llegada de los conquistadores españoles) los antiguos mayas alcanzaron logros extraordinarios en arquitectura y urbanismo, arte, escritura y conocimientos científicos, los cuales compartieron con otras culturas mesoamericanas. Asentados en un entorno ambiental diverso y generoso, pero a veces hostil e impredecible, desarrollaron técnicas agrícolas y de manejo de la naturaleza que les permitieron mantener enormes ciudades con miles de habitantes.

La construcción del mundo maya

El área maya estuvo habitada casi tres mil años antes del surgimiento de esta civilización. Hacia 2500 a.C. sus pobladores vivían en pequeños campamentos desde donde salían a cazar, pescar o recolectar alimentos y materiales para sus casas y herramientas. Entre 1000 y 2000 a.C. se desarrollaron en Mesoamérica las primeras sociedades complejas, es decir, estratificadas, en las que un grupo reducido tenía el poder político, militar y religioso, mientras que el resto se dedicaba al trabajo agrícola y artesanal.

La escritura: mensajes políticos y mensajes divinos

La escritura maya surgió de la necesidad de registrar acontecimientos y fechas relacionados con la genealogía, la historia, los logros y los triunfos militares de sus gobernantes, así como para narrar las ceremonias de consagración.

El calendario y la astronomía: su obsesión por el tiempo

Los mayas observaron cuidadosamente los ciclos meteorológicos y astronómicos y crearon un calendario preciso. Además de regir la agricultura, les permitió anticipar eventos astronómicos, los cuales relacionaron con seres sobrenaturales. Los sacerdotes encargados del calendario (aj k’inob) organizaban las ceremonias para preservar la armonía entre humanos y fuerzas de la naturaleza.

Política y poder

Por más de dos mil años el área maya no tuvo un centro político que dominara la región, sino numerosos territorios independientes, con fronteras flexibles, gobernados por un rey divino (el ajaw de los primeros linajes, el k’uhul ajaw de los grandes centros políticos o el halach uinik de los tiempos cercanos a la Conquista). Territorios como Tikal, Palenque o Copán diferían en extensión, riqueza y fortaleza. El señor divino y su familia controlaban la vida económica y social del reino, así como el destino de los gobernados.

La guerra: control y dominio

Para los mayas la guerra era una práctica habitual que permitía a los señores divinos, k’uhul ajaw, incrementar y mantener el poder frente a sus rivales. Estelas, altares, pinturas murales y cerámica dan cuenta de sangrientas batallas y crueles castigos impuestos a los derrotados. Algunas contiendas se relacionaban con Venus, personificado en el guerrero celestial Chak Ek’, “gran estrella”. Las deidades protectoras de cada rey también eran sometidas mediante la destrucción de sus imágenes en el enfrentamiento o cuando el soberano, ataviado como dios, era vencido. La toma de cautivos era muy reconocida, más aún si eran nobles. Los prisioneros eran conducidos a la ciudad vencedora, donde los humillaban en público, torturaban y, en ocasiones, sacrificaban para beneplácito de las deidades.

Desarrollo y colapso de las ciudades mayas: una sociedad en permanente transición

A lo largo de su historia, la cultura maya atestiguó el ascenso, gloria y caída de diversos reinos y gobernantes. En general, el colapso de una ciudad era un largo proceso que abarcaba décadas de crisis social y política.

De la subsistencia al intercambio

El desarrollo de técnicas agrícolas eficientes resultó fundamental para el crecimiento de las ciudades mayas y el empoderamiento de sus reyes divinos. Para el año 100 a.C. ciudades como Tikal, El Mirador o Ichkabal habían desarrollado los patrones de producción, adquisición y distribución de recursos alimenticios que permitieron abastecer a la población y desarrollar grandes proyectos arquitectónicos.

El paisaje construido: la arquitectura en las ciudades mayas

La arquitectura maya se caracterizó por su amplia gama de estilos. En épocas tempranas los edificios se hicieron con materiales perecederos, sobre todo de madera y palma. Pronto se construyeron sólidas estructuras de piedra, material disponible en todas las regiones que resistía las difíciles condiciones ambientales y el paso del tiempo. Así, tanto las viejas casas como los antiguos palacios y templos quedaron cubiertos por otros más grandes, renovados según la tendencia arquitectónica de cada región.

Los hombres y la vida cotidiana

Los campesinos y artesanos mayas llevaban una existencia dura desde la infancia: muchos morían antes de concluir la niñez y aquellos que sobrevivían enfrentaban condiciones de vida rigurosas. Los restos humanos encontrados en el área maya muestran que las mujeres sufrían desgastes óseos en la espalda por el uso del metate, en tanto que los hombres padecían fracturas, osteoartritis y males asociados con largas caminatas y años dedicados a la pesca o siembra.

La muerte, extinción del aliento

Para los mayas, como para el resto de las culturas, la muerte estaba rodeada de rituales y ceremonias relacionadas con el estatus de quien dejaba el mundo terrenal. La expresión maya para la muerte era cham, “morir”. Al dejar el cuerpo, se extinguía el aliento vital y el muerto iba al ‘och b’ih, es decir, al camino de la muerte.

Las ideas mayas del mundo y el universo

La estrecha relación que los antiguos mayas establecieron con el mundo y las divinidades tenía lugar en un tiempo cíclico. Esta concepción explicaba la existencia de mundos anteriores creados y destruidos por las propias deidades; los seres humanos y su mundo eran obras divinas, pero imperfectas, y por ello estaban obligados a venerar a sus padres.

Los seres sobrenaturales

La vida de los mayas era acompañada, en todo momento, por un conjunto de seres sobrenaturales, similares a los hombres y con sentimientos. Cada uno tenía su propia esencia y atributos, pero en ocasiones se fusionaba con otro ser.

El juego de pelota: una guerra sagrada

El juego de pelota era un ritual asociado con la perpetuación del poder real y la comunicación con el otro mundo; evocaba los mitos sobre la creación y simbolizaba el enfrentamiento del inframundo con el mundo superior. Era el lugar donde el tiempo se regeneraba mediante el juego y la muerte ritual de los cautivos.

La conquista española

El encuentro de los navegantes europeos con los pueblos mayas y las consecuentes campañas de conquista cambiaron para siempre su geografía política. En el siglo XVI las familias mayas nobles que gobernaban las kuchkabalo’ob tuvieron que ceder el poder a los españoles.

PIEZAS EN EXHIBICIÓN.

Los artistas mayas pertenecían a la nobleza pues la producción de las vasijas pintadas para la élite requería un profundo conocimiento de la naturaleza y de las ideas sobre los seres sobrenaturales. Cada pieza se elaboraba con gran esmero: su belleza reflejaba el poder y la riqueza de su propietario, quien podía obsequiarla a otro noble o llevarlo en su viaje al mundo de los muertos.

Pieza: Anillo.

Descripción: Anillo que portaba el personaje hallado en la Tumba 1 de la Plaza Abejas.

Fecha de creación: 200-600.

Procedencia: Oxtankah, Quintana Roo. Descripción física: Alto: 4.4 cm. Ancho: 4.4 cm.

Pieza: Cabeza de señor con tocado.

Descripción: El Rey es uno de los sitios mayas localizados en la ribera del Mar Caribe. Esta pieza representa a uno de sus señores, ricamente ataviado con orejeras y tocado, al parecer, funcionó como incensario. La Costa Oriental de Quintana Roo vio florecer rutas comerciales de norte a sur; gracias a ellas, muchos señores locales ganaron fuerza a nivel regional, elevando su estatus y posición dentro de la nobleza maya de los siglos XIII y XIV.

Fecha de creación: 1300-1550. Procedencia: El Rey, Quintana Roo. Descripción física: MATERIAL:
Piedra caliza y estuco.

Pieza: Cajete.

Descripción: Cajete con diseño de ardilla pintado en su exterior. Procede de la Tumba 2 que se encontró en la Estructura VI de la Plaza Columnas.

Fecha de creación: 600-900.

Procedencia: Oxtankah, Quintana Roo. Descripción física: Alto: 9.2 cm. Diámetro: 19.4 cm.

Pieza: Cajete con diseños de concha.

Descripción: A pesar de que el área maya compartía un estilo artístico, existieron variables regionales que nos permiten identificar tendencias destinadas a satisfacer necesidades específicas de cada población y época. Aquí vemos una parte del mosaico de estilos y formas, testigos de la capacidad artística y la elevada calidad manufacturera de los mayas.

Fecha de creación: 600-850. Procedencia: Yucatán. Descripción física: MATERIAL: Cerámica.

Pieza: Cajete con un ave.

Descripción: Los artistas mayas pertenecían a la nobleza pues la producción de las vasijas pintadas para la élite requería un profundo conocimiento de la naturaleza y de las ideas sobre los seres sobrenaturales. Cada pieza se elaboraba con gran esmero: su belleza reflejaba el poder y la riqueza de su propietario, quien podía obsequiarla a otro noble o llevarlo en su viaje al mundo de los muertos.

Fecha de creación: 600-850. Procedencia: Nuevo Veracruz, Quintana Roo. Descripción física: MATERIAL: Cerámica.

Pieza: Cajete Policromo.

Descripción: Cuenco policromo con motivos simbólicos y reborde negro sobre rojo. El motivo se ha descifrado como una mariposa de guerra con tocado de largas plumas, entre los mayas, las mariposas han sido interpretadas como las almas de los guerreros muertos en la batalla o el sacrificio.

Fecha de creación: 600-900. Procedencia: Kohunlich, Quintana Roo. Descripción física: MATERIAL: Cerámica. MANUFACTURA: Plomiza.

Pieza: Elemento de decoración con el glifo K’in.

Descripción: Este elemento decorativo elaborado con estuco formaba parte de la fachada de un edificio maya, las cuales estaban profusamente decoradas y pintadas con escenas asociadas a los gobernantes divinos y a los seres sobrenaturales. De igual manera, se representaban en ellas inscripciones que hacen referencia a fechas y ceremonias de dedicación de las construcciones.

Fecha de creación: 600-850. Procedencia: Dzibanché, Quintana Roo. Descripción física: Estuco policromado.

Pieza: Cautivo con la boca cosida.

Descripción: La guerra ha sido profusamente estudiada por los especialistas del área maya. Hoy sabemos que los ajaw de las poderosas urbes trataban de conquistar otras ciudades y regiones, buscando prestigio, recursos y bienes preciosos. Una de las formas de obtenerlo era la captura de enemigos.

Fecha de creación: 600-850. Procedencia: Dzibanché, Quintana Roo. Descripción física: MATERIAL: Estuco policromado.

Pieza: Cinturón, pectoral y ajuar funerario noble.

Descripción: Estos objetos formaban parte de la rica vestimenta con que fue sepultado un personaje real que murió entre los años 600 y 700. Su tumba se encontraba en una de las tres cámaras funerarias del Templo de los Cormoranes.

Fecha de creación: 600-700. Procedencia: Dzibanché, Quintana Roo. Descripción física: Piedra verde, crisoprasa y concha.

Pieza: Dije con rostro antropomorfo.

Descripción: Dije manufacturado en un fragmento de caracol de la especie strombus, el cual fue tallado finamente hasta obtener un rostro humano con rasgos del centro de México. Fue localizada en una estructura de tipo habitacional en la zona arqueológica de San Miguelito.

Fecha de creación: 1200-1500. Procedencia: San Miguelito. Descripción física: MATERIAL: Caracol.

Pieza: Elemento de fachada: Cabeza de ave y rostro.

Descripción: Las fachadas de los edificios mayas estaban profusamente decoradas y pintadas con escenas asociadas a los gobernantes divinos y los seres sobrenaturales. Las inscripciones hacen referencia a fechas y ceremonias de dedicación de las construcciones.

Fecha de creación: 600-850. Procedencia: Dzibanché, Quintana Roo. Descripción física: Estuco policromado.

Pieza: Escalón 12 con personaje cautivo.

Descripción: Este sillar formaba parte de una escalinata jeroglífica en el sitio de Dzibanché en Quintana Roo y corresponde al escalón 12. En su cara anterior presenta a un personaje sedente, amarrado y reclinado al frente; el extremo izquierdo del bloque lo ocupa una inscripción jeroglífica compuesta por seis cartuchos que refieren “En 5 Chikchan 3 Yaxk’in [8 de agosto de 490 d.C.] B’ahlam, el prisionero del señor divino de Kan o (Kanu’ul), fue capturado”.

Fecha de creación: 250-600. Procedencia: Edificio XIII, Dzibanché, Quintana Roo. Descripción física: MATERIAL: Piedra.

Pieza: Máscara de piedra verde.

Descripción: Los grandes gobernantes mayas del periodo Clásico decidieron colocar sus tumbas al interior de los templos más importantes de sus ciudades, que se convertían después en mausoleos y lugares de culto. Allí eran depositados con numerosas ofrendas y un elaborado ajuar funerario, en el cual las máscaras de jade desempeñaban un papel fundamental al cubrir el rostro del dignatario y preservar su imagen a través de los siglos.

Fecha de creación: 600-850. Procedencia: Dzibanché, Quintana Roo. Descripción física: MATERIAL: Jadeíta, crisoprasa, concha y caracol.

Pieza: Vasija con tapa decorada con monos.

Descripción: Cerámica café con tapa y base anular, sobre un fondo sombreado o en forma de red, se muestran tres monos con una larga cola en espiral y los brazos hacia arriba, como sosteniendo un nivel superior. Los pequeños mamíferos tienen un atado al cuello que los acerca al mundo cultural. Tal vez entre sus símbolos estaba soportar el cielo para que no cayera sobre la tierra.

Fecha de creación: 250-600. Procedencia: Dzibanché, Quintana Roo. Descripción física: MATERIAL: Cerámica.

EL PLATO BOM.

El Plato Blom es una pieza de cerámica prehispánica procedente de la bahía de Chetumal, en el sur de Quintana Roo. Muestra la escena ocurrida en un tiempo mítico previo al origen de la humanidad, en el que la Tierra estaba habitada por seres sobrenaturales. El suceso plasmado se difunde en el Popol Wuj, el texto literario más conocido de la cultura maya k’iche’, que recoge narraciones e historias míticas que posiblemente hayan tenido sus orígenes en el inicio mismo de la tradición cultural maya, unos 300 años antes del inicio de nuestra era.

El plato está dividido en dos partes. La primera muestra en el centro a Itz’am Yeh (conocido en el periodo Posclásico como Vucub Caquix o Siete Guacamaya), un pájaro monstruoso que en la tradición maya suplantó al Sol pretendiendo igualar su brillo con el reflejo de sus joyas. Cansados del engaño, los hermanos gemelos Xbalanqué y Hunahpú decidieron matarlo, para lo que tomaron sus cerbatanas y se dirigieron al árbol de nance en donde el ave se posaba diariamente a comer sus frutos; éste es justamente el momento captado en la pieza.

En la porción inferior se aprecia una inscripción glífica del tipo conocido como Secuencia Primaria Estándar (SPE), esto es, una secuencia de glifos que se repite con mucha frecuencia en la cerámica polícroma funeraria maya del Clásico Tardío. Este género de inscripciones fue descubierto por el epigrafista Michael Coe, y a partir de él, otros investigadores, como David Stuart, han continuado analizando la escritura de las vasijas mayas. Gracias a estos especialistas se sabe que las SPE hacen referencia a personajes históricos, casi siempre gobernantes o señores nobles, quienes son mencionados como los propietarios o usuarios de la pieza en cuestión. Así, en la inscripción del Plato Blom se lee: “Se dedica… el 8 muanil su escritura [del] Ch’ak Ch’ok Kelem [Gran Joven Príncipe]…” (William Mex, comunicación personal). Seguramente, se hace referencia al personaje que fue enterrado junto con la pieza, que parece haberse empleado para servir tamales.

Es interesante mencionar que este objeto excepcional fue encontrado en los años cuarenta durante la construcción de la primera pista aérea de la ciudad de Chetumal, al pie del faro aún en funciones. La maquinaria utilizada para limpiar el terreno destruyó un montículo dentro del cual se encontraba una tumba con una rica ofrenda de la que no se conserva mayor información; entre el personal a cargo de la construcción se encontraba el ingeniero estadounidense Roy H. Jones, quien se impresionó por la calidad y buena conservación de la pieza, lo que le llevó a tomar la decisión de conservarla. Años después, Jones cambió su residencia a la ciudad de Oaxaca, donde conoció al célebre arqueólogo y etnólogo danés Frans Blom, a quien le permitió examinar su atesorado bien. En 1950 Blom publicó un artículo mediante el cual dio a conocer el plato a la comunidad académica internacional; de ahí que comenzara a conocerse como Plato Blom.

A pesar de la fama que adquirió debido a su riqueza iconográfica, el plato permaneció en poder de Jones hasta 1985, año en que decidió donarlo al Museo Regional de Antropología, Palacio Cantón, en la ciudad de Mérida. En ese entonces lo recibió Peter Schmidt, director del recinto. Finalmente, regresó al estado de Quintana Roo en 2012, al inaugurarse el Museo Maya de Cancún, donde se encuentra actualmente.

SAN MIGUELITO

San Miguelito es el sitio arqueológico más importante de Cancún y debe su nombre al antiguo rancho coprero que funcionó entre los años 1950-1970 en esta área. Este antiguo sitio de ocho siglos, en donde los exploradores han encontrado su impresionante Palacio de Chaac, casi 50 entierros y una gran variedad de artefactos, tanto locales como foráneos (de obsidiana, cuarzo, cerámica, de coral y caracol), es un testimonio de su importancia comercial. Las osamentas de infantes encontrados aquí, padecieron pobreza y hambre como resultado de la conquista: todas muestran anemia aguda.

A este sitio se llega a través de un sendero que parte del corredor inferior del Museo Maya de Cancún. San Miguelito está compuesto por al menos cuatro conjuntos conformados principalmente por estructuras que en su tiempo sostuvieron casas de madera y palma, en las que se piensa vivieron familias extensas durante los últimos años previos a la llegada de los conquistadores españoles.

Los conjuntos más importantes del sitio están presididos por palacios con amplios espacios interiores y un vestíbulo con columnas que sostenían un techo plano, innovación arquitectónica características de los edificios construidos entre los siglos XIII y XVI en la costa oriental de Quintana Roo. Estos edificios estaban destinados a funciones públicas, pues eran recintos abiertos, se habían equipados con banquetas y se encontraban frente a un adoratorio en el que se realizaban ceremonias y celebraciones en las que participaba la población.

La estructura más importante de San Miguelito es un basamento que fue remodelado al menos tres veces durante su ocupación prehispánica, sobre el cual se preservan los restos de un templo, que en su tiempo estuvo decorado con una cornisa y pintado predominantemente en rojo y azul. El basamento tiene una escalera con alfardas, característica del periodo Posclásico, y mira hacia un conjunto de estructuras que, a partir de la orientación de la pirámide, parecen haber estado relacionadas con el cercano sitio de El Rey.

El complejo ha logrado integrar la vegetación original de San Miguelito con las áreas del jardín del Museo Maya de Cancún, por lo que el visitante puede realizar un recorrido integral y altamente gratificante.

Conjunto de los Dragones

En este conjunto se conservan cuatro edificios palaciegos, cuatro adoratorios con un altar y dos casas. Uno de estos edificios, que posiblemente formó parte de un conjunto ceremonial, posee restos de una pintura mural que evoca el mar, tan importante para los mayas de San Miguelito. En la pintura se observa una franja acuática en la que nadan peces, lo que parece ser una tortuga y un animal fantástico.

Palacio Chaak

Es un gran edificio con amplios espacios interiores y un vestíbulo con columnas que sostenían un techo plano, importante novedad arquitectónica de los sitios en la costa oriental de Quintana Roo durante el Posclásico Tardío. Se trata de una construcción para funciones públicas, quizás administrativas, pues es un recinto abierto equipado con banquetas y dispuesto frente a un adoratorio, en donde seguramente se realizaban ceremonias y celebraciones en las que participaba la población.

Conjunto Sur

Se trata de un grupo residencial que conserva seis casas con dos pequeños altares y un palacio con dos salones que tenían el característico vestíbulo con columnas y techo plano que fue muy popular en los edificios de la época. En la parte posterior se encontraron dos lugares para captar agua de lluvia, así como un pequeño altar.

Estructura piramidal

Es la estructura más monumental de San Miguelito. Se trata de un basamento que fue remodelado al menos tres veces durante su ocupación prehispánica, y sobre el cual se preservan los restos de un templo que en su tiempo estuvo decorado con una cornisa y pintado predominantemente de rojo y azul. El basamento tiene una escalera con alfardas, característica del periodo Posclásico, y mira hacia un conjunto de edificios que, considerando la orientación de la pirámide, parecen haber estado relacionados con el sitio arqueológico El Rey. Sus estructuras asociadas, posiblemente por ser casas de poca altura, no fueron registradas durante la construcción y trazo de la zona hotelera, en los años setenta.

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