
Deng Xiaoping 邓小平, más conocido entre sus seguidores como «el hombre de la reforma y apertura», un joven que apenas tenía grado escolar secundario pues la «Revolución Cultural» no le permitió hacer su bachillerato, fue también el visionario creador de la política «un país, dos sistemas», una solución que buscaría resolver las diferencias entre China y Taiwán.
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Deng era natural de la ciudad de Guang’an 广安, perteneciente a la provincia de Sichuan 四川, nacido el 22 de agosto de 1904. Fue un prominente político que se convirtió en el sucesor del líder comunista Mao Zedong 毛泽东 en 1978, época en que China dejó atrás décadas de mala administración y políticas anacrónicas que llevaron al colapso económico y social a la actual potencia mundial.
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Durante dicho periodo maoísta, se pusieron en práctica dos grandes etapas o movimientos: El Gran Salto Adelante, y la Revolución Cultural. Estos dos planes se basaban en la racionalidad colectivizadora y pretendían una alternativa rural al Estalinismo, más volcado hacia la industria y hacia la centralización. Pero ambos movimientos fueron un desastre humano enorme: caos y hambrunas en el primero, y represión de la inteligencia y la cultura en el segundo. Todo ello fue basado en el concepto-teoría Maoísta, desarrollado por Mao Zedong 毛泽东, aunque este término Maoísmo nunca ha sido empleado oficialmente por el Partido Comunista de China, excepto como palabra derivada.
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En 1945, Deng entró en el Comité Central del Partido Comunista. Para 1954 ascendió a la vicepresidencia del Gobierno y en 1955 se convirtió en Secretario General del Partido y miembro del Politburó. Contra el dogmatismo ideológico maoísta, lanzó su famosa frase: «da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es que sepa cazar ratones». Entre 1962 y 1965 tuvo que dedicarse a reparar los estragos económicos causados por a mala administración, de manera que la «Revolución Cultural» iniciada en 1966 le tomó como uno de sus principales objetivos. Acusado de practicar políticas capitalistas y burguesas, fue destituido de sus cargos, obligado a hacer autocrítica de sus «errores» en 1967 y enviado a trabajar como obrero en una fábrica en 1970.
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El posterior enfrentamiento por el poder entre la «Banda de los Cuatro», que encabezada por la viuda de Mao pretendía continuar con la «Revolución Cultural» y los aperturistas, liderados por el Primer Ministro Zhou Enlai 周恩来, llevó a éstos a rehabilitar a Deng, haciéndole de nuevo miembro del Comité Central y viceprimer ministro en 1973. Pero al morir tanto Mao como Zhou en 1976, Deng Xiaoping tuvo que hacer frente al ataque de la «Banda de los Cuatro» y a la vieja guardia maoísta, pero esta vez apoyado por un gran número de movilizaciones populares.
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Tras eliminar del aparato del Estado a toda la camarilla maoísta, Deng inició una audaz política de reformas bajo el lema de las «Cuatro Modernizaciones»; agrícola, industrial, científico-técnica y de defensa. La primera medida a partir de que Deng Xiaoping tomara el control del país en diciembre de 1978 fue desmantelar el sistema de comunas implantado por Mao y dar más libertad a los campesinos para que cultivaran sus tierras y vendieran sus productos en el mercado. Posteriormente, emprendió reformas económicas de liberalización de la economía socialista, que permitieron al gigante asiático alcanzar unas impresionantes cotas de crecimiento económico. Las políticas de Deng Xiaoping sacarían de la pobreza absoluta a un país azotado por el hambre y a cientos de millones de chinos que nunca vieron llegar ese prometido «sueño chino». El «dragón dormido» comenzaría a despertar.

Deng racionalizó la planificación económica, liberó empresas del control estatal y reintrodujo el beneficio como principio básico de la vida económica. China se unió al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial en 1980; se establecieron zonas especiales de empresa y otras iniciativas para atraer la inversión extranjera. Nunca una población tan grande experimentó un progreso económico y material tan intenso, en tan corto tiempo.
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Frente a estos éxitos en la economía, el «pequeño» político visionario ejerció un poder de marcado carácter autoritario, criticado por su papel en la represión violenta de las protestas de la Plaza de Tian’anmen en 1989, al aprobar personalmente la masacre sangrienta en que concluyeron las manifestaciones masivas en favor de la democracia y por purgar a su protegido Zhao Ziyang 赵紫阳, por haber demostrado ser demasiado comprensivo con el movimiento en favor de la democracia. A diferencia de Mao, quien llegó al límite del paroxismo, Deng no promovió el culto a su persona y a la represión de las libertades individuales.

En política exterior, desarrolló estrechas relaciones con Japón y Estados Unidos. El país experimentó un rápido desarrollo económico, pero también desencadenó un desorden social y unas aspiraciones políticas imprevisibles, ya que se puso de manifiesto que no tenía intención de comprometer el poder absoluto del Partido Comunista.

Durante los últimos años de su vida, Deng no ocupaba ya ningún cargo político y, aquejado de la enfermedad de Parkinson, apenas podía seguir con los asuntos de estado. Aún así, se le siguió considerando el líder supremo de China hasta su muerte, acaecida el 19 de febrero de 1997.
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