Ojo de Buda. El Tercer Ojo.

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El «Ojo de Buda» en el budismo, también conocido como «Tercer Ojo» en términos teosóficos, «Ojo Interno» para la doctrina Kundalini, «Ojo que Todo lo Ve» en el judaísmo y la masonería, «Ojo de la Providencia» en el cristianismo. Hamsa u «Ojo de Mirian» para los judíos, y por último el «Ojo de Horus» u «Ojo de Ra» para los egipciosera originalmente una especie de amuleto con carga energética, al cual se le atribuía un poder místico para la solución de necesidades, únicamente usado por chamanes, hechiceros y sacerdotes.

Suele estar asociado también a menudo con visiones religiosas, la clarividencia, la percepción extrasensorial, así como la capacidad de observar los chakras (centros de energía), el aura (campo energético) humana, la precognición (capacidad de conocer hechos antes de su acontecimiento) y llegar a experimentar experiencias extracorpóreas (proyectarse fuera del cuerpo). A las personas que aducen poseer la capacidad de utilizar su tercer ojo, se les denomina normalmente videntes o adivinos.

Como concepto místico y esotérico, hace referencia a un ojo invisible o vórtice energético que proporcionaría una percepción más allá de lo que se podría percibir.

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En el Hinduismo, se dice que el tercer ojo está ubicado alrededor de la mitad de la zona de la frente, ligeramente por encima de la unión de las cejas. Dicho tercer ojo, guardaría una correlación con el ajna (chakra ajna o tercer ojo ubicado en el entrecejo). Shiva (dios destructor) es uno de los dioses de la Trimurti (‘tres-formas’ o “trinidad hinduista”), junto a Brahma (dios creador) y Visnu (dios preservador). Shiva tiene un tercer ojo ubicado en su frente, representando el ojo de la sabiduría, el ojo que ve más allá de lo evidente, también conocido como Bindi. En consecuencia, a Shiva se lo conoce como Tri-netri-īshwara (‘señor de los tres ojos’).

Tanto en el hinduismo como en el budismo, el «tercer ojo» es el lugar donde se encuentra nuestra conciencia y el punto de unión con el mundo espiritual. Lo consideran el centro de la clarividencia y la intuición, y lo exteriorizan con un punto rojo entre medio de las cejas.

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En las diferentes versiones del budismo, existen técnicas y prácticas que implican el desarrollo de esa capacidad, aunque el objetivo final es comprender la realidad existente tal y como es; insatisfactoria, impermanente e insustancial (no-yo, anatta o carencia de ego). En el Budismo Mahayana o Budismo Filosófico y en las prácticas tibetanas, tal conocimiento tiende a ser más valioso que en el Budismo Theravada o Budismo Religioso, aunque hay técnicas para abrir el «ojo divino» o para limpiar la visión.

En el Taoísmo, religión y filosofía de vida en China, la «práctica del tercer ojo» consiste en centrar la atención en el punto entre las cejas con los ojos cerrados, mientras el cuerpo se halla en posturas qigong o chi kung, en chino 氣功, que sería la combinación de mente, respiración y ejercicio físico. El Taoísmo enseña que el tercer ojo, llamado también el «ojo de la mente», está situado entre los dos ojos físicos y se extendería hasta el centro de la frente cuando se abre. En las tradiciones alquímicas taoístas, el tercer ojo es la parte frontal del «Upper Dan Tien» (campo cinnebar superior) y se le da el nombre evocador de «bola de barro».

A continuación se muestra un resumen de la investigación de Richard Cassaro conocida en inglés como “Occult Secrets Behind Pine Cone Art & Architecture»

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Glándula Pineal

En Teosofía, (conjunto de enseñanzas y doctrinas para el conocimiento de la verdadera realidad) el concepto del tercer ojo estaría relacionado con la llamada Glándula Pineal, que tiene forma de “piña” (fruto del árbol de pino), por eso se llama Pineal, y que se encuentra físicamente justo en el centro de nuestro cerebro. Es el órgano de mayor concentración de energía en el organismo, como así también el de mayor flujo de sangre.

Su función es generar la hormona Melatonina, que actúa como un «reloj maestro» que regula el sueño o la vigilia, retarda el proceso de envejecimiento y regula el crecimiento, entre otras funciones, y que a su vez, se sintetiza a partir de la Serotonina.

La Melatonina interviene en la regeneración celular, la generación de antioxidantes (que bloquean los radicales libres) y además tiene propiedades inmunológicas que previenen el cáncer, la cardiopatía, el alzhéimer y la depresión, entre otras enfermedades.

Al proceso de estimulación de la conciencia se le denomina “despertar del tercer ojo”. Se dice que este despertar induce al desarrollo de la intuición, al aumento del autoconocimiento, a desencadenar nuestro potencial creativo, trascender lo físico y mundano, adentrarse en el mundo espiritual, para balancear la dualidad (energías opuestas) inherente a todo cuerpo humano. Este conocimiento y ecualización de los pares opuestos es la clave de todas las escuelas esotéricas.

Según el Libro Tibetano de los Muertos, el embrión humano se forma a los 49 días de gestación, y precisamente 49 días es lo que demora el alma en reencarnarse. En el contexto de dualismo psico-físico del filósofo francés René Descartes (1596-1650), el Alma y el Cuerpo existen por separado, y su punto de encuentro es precisamente la Glándula Pineal, “el asiento del alma”. Lo que le atrajo a Descartes de esta glándula, fue su ubicación en el eje de simetría de nuestro cerebro y su anatomía.

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En la doctrina del Kundalini (serpiente en sánscrito) Yoga,  siendo Kundalini una figura utilizada para representar el flujo de la energía pránica o vital, que se encuentra en la base de la médula espinal, el tercer ojo es uno de los principales centros de energía del cuerpo, situado en el sexto chakra o ajna, constituyendo el meridiano principal de la línea que separa el hemisferio derecho e izquierdo en el cuerpo.​ La energía masculina gobierna el lado derecho del cuerpo y el lado izquierdo del cerebro, mientras que la energía femenina controla el lado izquierdo del cuerpo y el lado derecho del cerebro. 

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De acuerdo a las enseñanzas neo-gnósticas de Samael Aun Weor, se hacen varias referencias simbólicas y funcionales al tercer ojo en el Apocalipsis 3:7-13, una obra que, en su conjunto; se cree que describe la energía Kundalini y su desplazamiento interno por la columna vertebral desde el primer chakra hasta pasar por todo el conjunto de los siete chakras. Esta interpretación representa al tercer ojo como la sexta de las siete iglesias de Asia que se detallan en el texto del Apocalipsis de San Juan, la Iglesia de Filadelfia.

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Según esta teoría, los seres humanos poseían en tiempos antiguos un tercer ojo real en la parte posterior de la cabeza con funcionalidad física y espiritual. El Teosófico C.W. Leadbeater asegura, que mediante la extensión de un «tubo etérico» desde el tercer ojo, es posible desarrollar visión telescópica y microscópica. En términos de la ciencia moderna, se ha afirmado por Stephen Phillips, que la visión microscópica del tercer ojo es capaz de observar objetos subatómicos tan pequeños como los quarks (fermiones que forman la materia nuclear). Así mismo, el Doctor en Medicina Douglas Baker afirma, que es posible observar los órganos internos del cuerpo humano, detectando así cualquier tipo de enfermedad.

“Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta” – Carl Jung –

Para los egipcios, la Glándula Pineal representa el «Ojo de Horus», Udyat o el «Ojo de Ra» (dios del sol), un concepto ampliamente difundido y venerado al que se le atribuían propiedades vinculadas con la salud, la prosperidad, con el pasaje al otro mundo y la capacidad de renacer.

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Símbolo del Ojo de Horus con la cobra Uadyet y el buitre Nejbet.

En ocasiones se representaba a Horus acompañado de la figura del faraón: la serpiente (cobra) Uadyet, por la Diosa del Bajo Egipto o “la señora del cielo” y por el buitre Nejbet, Diosa del Alto Egipto y protectora de los nacimientos, las fiestas y las batallas. 

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Máscara funeraria de Tutankamón con la cobra Uadyet y el buitre Nejbet.

Precisamente, la cobra Uadyet y el buitre Nejbet era lo que los faraones llevaban en la frente, justamente en la zona del tercer ojo. 

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Mohenjo-Daro Rey/Sacerdote

En la ciudad de Mohenjo-Daro, hoy día Pakistán, se encontró una estatuilla denominada «Rey-Sacerdote», que poseía un espacio circular en el centro de la frente, en el cual cabría un pequeño disco de oro (que se encontró también cerca de la estatuilla) y sugiere un posible precursor del «Tercer Ojo». Es interesante notar que esta figura es muy similar a los tefilin rituales usados en el judaísmo a partir del siglo II A.C.

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En el judaísmo y otras religiones de Medio Oriente, el «ojo que todo lo ve» aparece en forma de un símbolo llamado Hamsa, Khamsa o Hamesh. Se trata de un ojo en la palma de una mano, que suele colocarse en casas o llevarse como amuleto de protección contra el «mal de ojo» (enfermedades provocadas por la envidia del ojo de los enemigos).

Sus orígenes se remontan a Mesopotamia, donde la mano de Ishtar era un poderoso signo de protección divina. También se le conoce como «la mano de Fátima» en el Islam. En Grecia y Turquía, existe un símbolo similar, el Nazar, usualmente sin la mano: se trata de círculos de vidrio, concéntricos azules y blancos, que dan la apariencia de un ojo.

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El Tercer Ojo también ha sido usado en la masonería como «el ojo que todo lo ve», pero no como el ojo de una deidad celestial, sino como un regalo tangible que cualquier persona puede utilizar.  

“El ojo común no ve más que la parte exterior de las cosas, y juzga mediante eso, pero el “ojo que todo lo ve” penetra completamente, y lee el corazón y el alma, encontrando allí la capacidad que el exterior no indica o promete, y que de otro modo no podría detectar”. – Mark Twain- 

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Sin ir más lejos, la religión masónica declarada de los Estados Unidos, no era ajena a la simbología ocultista, y decidió rendir homenaje a la sabiduría ancestral representando «el ojo que todo lo ve» en el billete de un dólar. Supuestamente, la imagen de la pirámide truncada, no sería otra que la mítica Gran Pirámide de Guiza en Egipto (a la cual justamente le falta su cúpula), símbolo del misticismo egipcio y de los conocimientos ancestrales ocultos.

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Declaración Francesa de los Derechos Humanos de 1789.

Se aprecia también claramente en la pintura de la Declaración Francesa de los Derechos Humanos de 1789.

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Piezas Arqueológicas en la Cueva de los Tayos.

Se encontró también entre los asombrosos hallazgos de piezas arqueológicas en la Cueva de los Tayos, en Ecuador, que datan del Periodo Paleolítico Superior (48.000-12.000 años A.C.), donde sus pobladores se refugiaron en busca de protección durante los finales de la glaciación, aproximadamente en el 9000 A.C.. El Tercer Ojo se encuentra representado como un Sol en la cima de las pirámides. 

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Para el cristianismo, el ojo que todo lo ve es el «Ojo de la Providencia», y apareció en el Siglo XVI. El ojo se encuentra dentro de un triángulo, representando la ubicuidad de la Santísima Trinidad, así como la omnipresencia divina y su vigilancia constante sobre su creación.

Representaciones del «ojo de la providencia» como la de la Iglesia de San Juan Bautista en Alsacia, Francia (1763), parecen estar relacionadas con la fundación de los Illuminati Bávaros en 1776.

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De acuerdo con las enseñanzas cristianas del Padre Richard Rohr, el concepto del tercer ojo es una metáfora para el pensamiento no dualista; o una manera en la observan los místicos. En el propio concepto de Richard Rohr, los místicos emplearían el primer ojo para la información sensorial de la vista, y el segundo, como el ojo de la razón, la meditación y la reflexión, pero sin confundir la mera información verídica con la transformación de la conciencia misma. La observación mística se basa en el primero de los dos ojos, y no obstante, podría ir más allá». Richard Rohr se refiere a este nivel de conciencia como «tener la mente de Cristo».

El tercer ojo también designa la entrada que conduciría a reinos interiores y a unos estados de consciencia superiores. En la espiritualidad de la Nueva Era (era astrológica de acuario), el tercer ojo simboliza frecuentemente un estado de iluminación o la evocación de imágenes mentales que tendrían un significado psicológico y espiritual.

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