Ashta Mangalas. 8 Símbolos del Budismo.

Ashta Mangala

Los Ashta o Asta Mangala, también conocidos en tibetano como bkra-shis-rtags brgyad (ʈʂáɕitaʔ cὲʔ), son un conjunto de ocho símbolos auspiciosos referentes a un sinnúmero de culturas orientales, principalmente aquellas basadas en la tradición dhármica.

Los ocho símbolos budistas son:

1- El Nudo Infinito

Nudo Infinito

El Nudo Infinito, en sánscrito śrīvatsa y en tibetano དཔལ་བེའུ; Wylie: dpal be’u, es el símbolo del Kharma, que simboliza la interconexión entre las causas y los efectos, un ciclo kármico que continúa eternamente.

Causa y Efecto

El Karma es una creencia en la doctrina del hinduismo, el budismo, el jainismo, el ayyavazhi y el espiritismo. Son las buenas actitudes acumuladas en vidas pasadas, es una energía trascendente (invisible e inmensurable) que se genera a partir de los actos de las personas, para lograr un equilibrio o una satisfacción.

También se interpreta como una “ley” cósmica de retribución o de causa y efecto. Se refiere al concepto de “acción” que causa el comienzo del ciclo de causa y efecto. Según el karma, cada una de las sucesivas reencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en vidas anteriores.

Lo más parecido en el cristianismo es el concepto teológico de retribución. El karma explica los dramas humanos como la reacción a las buenas o malas acciones realizadas en el pasado más o menos inmediato. Las personas tienen la libertad para elegir entre hacer el bien y el mal, pero tienen que asumir las consecuencias derivadas.

A modo comparación del Nudo Infinito con algún concepto en la cultura occidental, tenemos la “Línea Infinita de Pitágoras de Samos”, quien según Aristóteles, fue un progresista de las Matemáticas y los principios de todas las cosas Metafísicas. Para los pitagóricos, los números no eran una construcción intelectual, sino algo con consistencia. 

Línea Infinita

¿Qué significa esto último?

Vamos a extrapolarnos un instante de nuestro concepto de budismo tibetano para poder interpretar la idea a continuación y entender cómo se relacionan ambas culturas. Básicamente, los números están compuestos de unidades, y estas unidades son cuasi átomos que se ligan en una composición espacial. La combinación de puntos sirve de representación a los números, la yuxtaposición de puntos engendra la línea, la superficie es creada por la yuxtaposición de líneas y finalmente el cuerpo por la combinación de varias superficies. Así, puntos, líneas y superficies, son las unidades reales que componen todos los cuerpos de la naturaleza y, en este sentido, todos los cuerpos deben ser considerados como números. Como resultado, el número era un agregado compuesto de unidades. 

Gracias a este concepto de líneas de Pitágoras, la masonería medieval desarrolló la geometría especulativa, que ayudó al diseño y construcción de las Catedrales Góticas de Europa por los monjes cistercienses, planificación arquitectónica conocida también como las “Líneas Infinitas de las Ojivas Góticas”.

2- La Bandera de la Victoria

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La Bandera de la Victoria, en sánscrito Dhwaja y en tibetano རྒྱལ་མཚན; Wylie: rgyal mtshan, representa las insignias reales indias que se utilizaban en la milicia y se alzaban tras obtener una victoria en el campo de batalla.​ Por ello, representa la victoria del Buddha y de la doctrina budista sobre la ignorancia, fue sólo después de la conquista de estos cuatro rasgos negativos que Buda pudo proclamar la victoria sobre la ignorancia y alcanzar la iluminación y obtención del Nirvana. De ahí también, que sea imagen del Budha mismo.​ En el budismo tibetano la bandera representa, además, el triunfo de Buda sobre los cuatro Mara, que personifica los obstáculos en el camino hacia la realización espiritual, los Mara son: las emociones desordenadas, la lujuria, las pasiones y el miedo a la muerte.

Se dice que fue colocada en la cumbre del monte Meru por el propio Buda, simbolizando su victoria sobre el universo entero. Banderas cilíndricas hechas de cobre  se colocan tradicionalmente en las cuatro esquinas de los monasterios, simbolizando la victoria de Buda hacia los cuatro puntos cardinales.

3- La Caracola Blanca Dextrógira

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La Caracola Blanca Dextrógira, en sánscrito śaṅkha y en tibetano དུང་གྱས་འཁྱིལ; Wylie: dung gyas ‘khyil, representa la voz, la garganta o cuello del Buda y el mensaje del Dharma, debido a su uso como instrumento de llamada. Simbolizaba también la fama de las enseñanzas de Buda, que se propagan a todas las direcciones, como el sonido de la trompeta de caracol.

En el Budismo Tibetano, se utiliza en la práctica de rituales, ya sea para convocar  asambleas religiosas, como instrumento musical en las ceremonias o como recipiente de agua bendita.

En la India, los hinduistas creen que el dios Vishnú sostiene un shankhá (caracola) en una de sus cuatro manos, cuya caracola tenía el nombre de Panchajanya, que significa «tener control sobre las cinco clases de seres”, y que lo soplaba cuando asesinaba algún demonio, como muestra de victoria. Su sonido estrepitoso se considera «auspicioso» (porque aleja a los malos espíritus). En los templos de toda India se utilizan caracolas para comenzar y terminar las adoraciones a los murtis (deidades o ídolos): se sopla tres veces consecutivas, cada una de pocos segundos de duración. 

Antiguamente, en la India, se clasificaba las caracolas en variedades de macho y hembra. El de cáscara gruesa se creía era el macho (purusha) y la de cascara delgada, la hembra (shankhini). También le daban una clasificación tomando en cuenta las castas: la caracola blanca lisa representaba la casta de los brahmanes; la roja a los Chatrias (guerreros); la amarilla a los Bisayas (comerciantes) y la gris a los Sudras (obreros).

Se clasificaban además en el sentido de sus espirales, hacia la izquierda o hacia la derecha. 

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Los que tenían el espiral hacia la derecha, en sentido de las agujas del reloj, eran una rareza y se consideraban especialmente sagradas. Se creía que el movimiento hacia la derecha del espiral, hacía eco del movimiento celeste del sol, la luna, los planetas y las estrellas a través de los cielos. Las espirales de los cabellos de Buda también giran hacia la derecha.

4- El Parasol o Paraguas

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El Parasol, Paraguas o Sombrilla, en sánscrito chhatraratna y en tibetano: རིནཆེན་གདུགས; Wylie rin chen gdugs, servía en la antigüedad en la India, para cubrir a la realeza, a grandes personalidades o a una deidad de la incidencia del sol, indicando que la persona o el símbolo debajo del paraguas es de hecho el centro del universo y también su apoyo espiritual. Representa de esta manera, la protección que otorga el conocimiento de Dharma contra el dolor y el sufrimiento.

En el Tantra, la sombrilla representa el canal central (el bastón) y la parte alta de la sombrilla, el chakra de la coronilla donde se encuentra una llama de sabiduría.

En Europa, hasta hace unas pocas décadas, una sombrilla era un símbolo de estatus para las damas de la sociedad. En el pensamiento oriental, el hecho de que protege al portador del calor abrasador del sol, fue trasladado a la esfera religiosa como «protección contra el calor de las impurezas.» Así, el frescor de su sombra, simboliza la protección del calor del sufrimiento, el deseo y otras fuerzas espiritualmente dañinas.

La cúpula de la sombrilla se mantiene en lo alto al sostenerlo por el mango (al igual que la montaña sostiene el cielo) se identifica con el «axis mundi» -el eje del mundo-. Es especialmente importante en los ritos procesionales, tornándose verdaderos templos móviles. De este modo, las representaciones de Buda a menudo muestran un gran paraguas sobre su cabeza.

En el Tíbet, en función de su estado, varios dignatarios tenían derecho a diferentes tipos de paraguas. Los jefes religiosos tenían derecho a uno de seda, mientras que los gobernantes seculares, a un paraguas con plumas de pavo real bordada. Personalidades exaltadas como el Dalai Lama y el Panchen Lama, tienen derecho a ambos, y en las procesiones, por protocolo, primero se provee un parasol de plumas de pavo real y luego uno de seda.

En las estupas tibetanas, se puede ver que en la parte cónica (que representa el elemento fuego) hay trece anillos rojos en mención a los trece parasoles apilados y en lo más alto, un parasol con el brocado cayendo.

La versión tibetana del parasol fue adaptada de la India y China, y está hecha de un marco de radios de madera con una cubierta de seda en forma de cúpula, con colgantes de seda. La cúpula simboliza la sabiduría y la falda que cuelga, la compasión. Así, la forma compuesta de la sombrilla significa la unión de estos elementos.

5- La Flor de Loto

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La Flor de Loto, en sánscrito padma y en tibetano པད་མེ; Wylie: pad me, es uno de los símbolos más extendidos y usados en oriente. Es la flor que crece en lugares fangosos, por ello, representa la verdad última, trascendente e incorruptibe del Dharma. 

Representa, además, la lengua y los labios del Buda, pues el loto del Ashta Mangala es de pétalos rosas, como los carnosos labios del Buda. El loto representa la iluminación y a todos los que la han alcanzado, liberándose de la ignorancia, como un loto que surge limpio y puro atravesando el lodo del fondo del lago.

Simboliza también la pureza, en especial la pureza de la mente, como un loto que sale del lodo y se mantiene flotando impoluto en la superficie de las aguas del lago, conservando sus raíces en la tierra. Buda, pesar de haber alcanzado la iluminación, no escapó simplemente del mundo samsárico, sino que continuó trabajando para el beneficio de todos los seres, llevándolos al camino del despertar.

El loto nos recuerda, que la compasión y sabiduría de buda, surgió del mismo mundo ordinario en el que moraban las disputas, el odio, la desconfianza, la ansiedad y demás emociones negativas. En ese mismo mundo, muchos seres han despertado del sueño de la ignorancia y han percibido la realidad tal y como es, con claridad absoluta y con una profunda compasión frente al sufrimiento de los demás seres vivos.

En el Vajrayana, los budas están sentados sobre un flor de loto, y su color varía dependiendo de la deidad. Así por ejemplo: El loto blanco (Punderika o Pema Karpo) se le suele atribuir a Tara Blanca y Vairochana. El loto rojo (Kamala o Pema Marpo) es el loto de Chenrezig y de Amitaba. El loto azul (Utpala o Pema Ngongpo) es el loto de Manyushri, Je TsongKhapa y Akshobya. El loto rosa es el de Buda, y está siempre relacionado con deidades superiores.

En la práctica de la Autocuración Ngalso, los lotos representan los canales en los chakras y en cada uno se sienta un Dyani Buda.

En el Tíbet no crecen flores de loto,  por tanto el arte tibetano solo tiene versiones estilizadas de la misma. Sin embargo, es uno de los motivos más reconocidos del budismo tibetano, ya que cada deidad importante está asociada de alguna manera con la flor de loto, ya sea por estar sentados sobre ella o sosteniéndola en una en sus manos.

6- Los Peces Dorados

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Los Peces Dorados, en sánscrito gaura-matsia y en tibetano  གསེར་ཉ; Wylie: gser nya, eran símbolo de los ríos Ganges y Yamuna en el hinduismo. Simbólicamente, estos dos ríos representan la luna y el sol respectivamente. En el budismo, se les otorga una gran cantidad de significados como: sabiduría, audacia, alegría, longevidad y pureza a los practicantes de las enseñanzas del Buda. Se les asocia además con los ojos del Buda, de ahí el verso: «Con ojos preciosos, como los peces dorados»

En la India, expresan la belleza en los ojos de las mujeres, con el término «ojos como un pez». A la belleza de los ojos de un pez, se le denomina «minakshi». Por ello, al Buda se le otorga esta representación, haciendo mención a sus bellos ojos, que miran con compasión, llenos de sabiduría, liberando a los seres del sufrimiento y llenándolos de felicidad.

En el budismo, simbolizan además la felicidad, la libertad y la fertilidad, pues los peces nadan libremente en el agua y se reproducen en abundancia. En el Tantra, representan los canales de energía, en muchas imágenes se ve un mástil en medio, que representa el canal central. Normalmente están mirando hacia arriba, aunque en algunas representaciones miran hacia abajo. Tienen las caras casi tocándose, mirando un objeto en el centro, la joya de la sabiduría. Los peces representados son carpas, por su belleza y por su longevidad.

En China, cuenta la leyenda, que una hermosa carpa consiguió nada río arriba, al llegar a la cascada, saltó y se convirtió en dragón,  como recompensa por su esfuerzo, es una de las representaciones de dicho animal mitólógico en la cultura oriental. Esta asociado además a la perseverancia ante la adversidades, la fortaleza y la persistencia, por otro lado, también se considera un símbolo de paciencia y longevidad. Se dice que el ascenso de la carpa a la cascada, simboliza «el triunfo de una vida».

A menudo, nadan en parejas, y en China representan la unidad y la fidelidad conyugal, por eso suele regalarse un par de peces como obsequio de regalo de bodas.

7- El Jarrón Precioso

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El Jarrón Precioso, en sánscrito kasala y en tibetano Wylie: bum pa― conocido también como «el jarrón de los tesoros inacabables»― se encuentra relacionado con el simbolismo de la abundancia material y la liberación.​ Por ello, el budismo lo asocia al tesoro, pero ojo, no como algo material, sino como la riqueza que representan las totalidad de las enseñanzas del Budha, un tesoro que no disminuye, a pesar que gran parte del mismo sea regalado. Asimismo, se encuentra asociado al cuello de Budha, por ser de donde emanaron sus palabras, de ahí viene el verso: “Con un cuello como un vaso de buena fortuna, primoroso y adornado”.

Simboliza el deseo para que todos los seres puedan recibir la totalidad de las enseñanzas del Buda. También simboliza la abundancia, el néctar de la inmortalidad y la riqueza espiritual. Es un signo de logro espiritual y de la consecución de los deseos materiales esenciales, además de un tributo a deidades particulares relacionadas con la riqueza.

El jarrón o “bumpa”, se describe como parte del ofrecimiento del Mandala, es de oro y está adornado con una multitud de joyas preciosas.  Una Khata, Hada, Katak o Khadag (bufanda tradicional ceremonial común en la cultura tibetana y mongola) de seda del reino de los dioses ata el cuello del jarrón y su boca está sellada por el árbol que concede todos los deseos, cuyas raíces beben de las aguas de la longevidad, que están contenidas dentro del jarrón.

Los jarrones se usan para algunos rituales tántricos, en dichos rituales, se suelen llenar de objetos o sustancias preciosas y sagradas, siendo sellados y colocados en altares, hogares, lagos o fuentes, donde su presencia atrae la abundancia y armonía al entorno.

8- La Rueda del Dharma. 

Rueda del Dharma

La Rueda del Dharma (chakra en sánscrito), es uno de los ocho símbolos que componen el Ashta Mangala (conjunto de símbolos auspiciosos) y a su vez es el símbolo budista más antiguo encontrado en el arte indio, el cual se encuentra presente también en el centro de la bandera de dicho país.indian-flag-png-22

La figura en su totalidad es un círculo (chakra) que representa la perfección en la enseñanza del Dharma (“ley” o “religión”), en el hinduismo, el budismo y el jainismo y tiene ocho radios, que representan la perfección de la enseñanza del DharmaEl centro significa disciplina, la cual, es esencial en la práctica de la meditación. El aro que une los radios se refiere a la conciencia que sostiene todo el conjunto. A los costados se encuentran las estatuas de dos ciervos dorados que flanquean dicha rueda, representan al hombre y a la mujer, pero también simbolizan el Parque de los Ciervos en Sarnath, en el Distrito de Benarés o Varanassi, una de las cuatro ciudades santas del budismo en la India, donde Buda predicó el Budismo por primeva vez, dando nacimiento al Dharma.

La Rueda del Dharma puede referirse también a la diseminación de las enseñanzas del dharma de país en país. En este sentido, el dharma chakra comenzó rodando desde India, siguió por Asia Central y luego llegó al Sureste Asiático y Este de Asia.

El Mudra (gesto de manos simbólico) correspondiente, es conocido como dharmachakra mudrá. El dharma chakra es uno de los ashta mangala («ocho símbolos auspiciosos») del budismo tibetano.

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